lunes, 22 de marzo de 2010

Don Sullivan, el automatizador de perros

No tengo mascota. Y, si me dejan exceptuar tres días de mi vida, puedo afirmar que nunca tuve. Tres fueron los días que me duró un conejo negro, regalo de mi padrino, del cual no recuerdo ni el nombre (del conejo eh, el de mi padrino si). Tres días tardó en rajar de casa, vaya a saber uno hasta que rueda de que auto.

No tengo mascota, decía. Y si tuviera, no me bajaría compraría los dvds que hace este tipo. Básicamente, enseña a amaestrar perros, mediante videos, casi hasta el punto de enseñarles a hablar (?). Se ve que debe ser bueno en su laburo, porque vende mucho. Pero me surge, inevitablemente, la siguiente pregunta: ¿la gracia de tener una mascota, no reside en que sea impredecible? Obvio, debe ser irritante que el pichicho haga sus necesidades donde le plazca, que muerda los zapatos, y todo ese tipo de acciones inherentes al accionar de un can. Pero generalmente (al menos en los casos que yo conozco), no se necesita de un instructor para enseñarles a hacer las necesidades básicas en su lugar. Me suena exagerado. Y el precio a pagar, elevado.

El bueno de Don, ya desde su portal propone la robotización de la mascota: The Perfect Dog se llama su producto (El Perro Perfecto). Podríamos entrar en el juego filosófico de la definición de la perfección, y todo eso. Pero es un tema muy largo, no se va a llegar a una conclusión certera, y a los K (mis co-bloggers), no les gustan los posteos extensos. Además, con el significado popular de la palabra, basta y sobra.

Por ejemplo, en el punto 6 de la guía del dvd, Don nos dice lo siguiente:

Su objetivo es controlar la voluntad de su perro. Esto simplemente significa que su perro responderá a cualquier orden o instrucción que le dé, sin importar si el perro desea responder a elementos que lo distraen. Cuando tenga el control sobre la voluntad del perro, podrá recompensarlo con la ansiada libertad que desea y necesita para disfrutar al máximo de su vida…

(Extraído de ACA; negrita mía).

Entonces, el tipo nos propone no sólo que el can no orine en cualquier lado, sino también, manejarlo a gusto y piacere. Controlar la voluntad del perro, para luego recompensarlo con la libertad no me cierra. No tengo perro, ni intención de tenerlo, pero si el día de mañana cambio de parecer, no me gustaría tener un robotito con pelos. Me gustaría tener un perro.

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